he ido a buscar a fabi, como dije, a la salida de su trabajo. hay unos quince kilómetros. por carreteras secundarias. iba a cincuenta kilómetros por hora (la señal decía sesenta), salió un gato pardo, todo ha sido muy rápido, giro el volante, no viene nadie por el carril opuesto, el gato se salva, me tiemblan las piernas. yo no salvé al felino, ha sido él, que también maniobró. creo que lo que quiero decir es que he salido indemne de una lección de vida. por favor, no corras. no se lo digo al gato.
hoy me he sentido poeta por primera vez. o algo por el estilo. gracias a él, claro está.
òscar
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