
son burbujas de nitrógeno en la sangre, que te piran la
cabeza para siempre, entre otras lindezas.
los niños, por mucho que aguanten la respiración cuando se sumergen en internet, se nos pueden mojar y pillar un resfriado de palabras que no son, de imágenes distorsionadas de la polla de un calamar, por ejemplo, y no. por eso, está bien ejercer de tutores cuando entran en el juego educativo de las maquinitas. esta misma foto, mismamente, no es lo que parece: la tomé ayer de la fachada de un mega algo de deportes, es una simple pancarta que nos vende una mentira natural (y, claro, puesta en pantalla, patapám). ¡hostia, me parece que tengo una burbuja!:
querida escafandra
que me birlas la verdad a medias
querido casco cerebral
hecho de escombros
que preñara el pretérito imperfecto
apártate un poco
sal de mi tiesto arrójate
hazte parasital de otra nada
bola
ven a jugar conmigo
que tengo un puntapié.
òscar
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