
hace poco más de cuatro año estuve en gamla stan, ciudad vieja, en otoño: el brillo de la ciudad asentada sobre agua, los muros amarillos y ocres, el sol frío aún suave, los cafés con bancos de madera y aparadores con pastel de fruta roja; calles con adoquinos redondos muy pulidos, ventanas altas, el agua gris debajo de los puentes, la carne de ciervo y el vino morado dulzón y oscuro, el brillo constante que nos rodeaba por la luz de la tarde o por la costumbre de encender velas dentro de las casas, en los cafés, para iluminar el tiempo de las manzanas.
pepe
pepe

2 comentarios:
pepa, ¡cásate conmigo!.
òscar.
onde prefieres, churra, en el jusgao de laponia
o en la catedral de tuy?
(y ambos en traje de luces, off course....)
máximo 1000 invitados.
tio pepa
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