tienes razón, cámara y palabra tienen una vecindad de conveniencia, nunca van a ser familia. como fruta y cámara. como muerte y cámara. aunque se lleven bien y se bailen el agua. cada una en su casa despotrica de la otra. lo que ocurre es que el clic hace el cariño y la caricia larga de la frase revela rincones que a simple vista ni el ojo ni la cabeza pueden ver. es como llamar a la puerta de la otra con los nudillos de la confianza y pedir el ajo que te falta o una pizca de sal y saber que te es dado con franqueza, pese a todo, pese a nada. y cuando el tiempo se borre, la palabra pondrá nombre a unos rostros que no entendemos y la fotografía recordará que esos somos o fuimos nosotros.
òscar

2 comentarios:
a mí mis vecinos me piden tabaco!!
ais.
a mí que les coja butano!!
ois.
ò.
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