
Cada día me resulta un nuevo lujo el tener la oportunidad de conocer a gente como Miriam Reyes. Su calidad poética a nivel literario y artístico me parece extraordinaria, al margen de que conecte con esa fuerza e intensidad que emanan sus versos... Y poder charlar con ella y escucharla, aunque no sea de poesía, también te ayuda a entender su poesía.
A pocos días de estrenar su video recital en el Teatre Kaddish, tiempo en el que acumulo los mismos nervios que si estrenase algo propio, me encontré algunos textos de esta poeta por ahí, que iré colgando en tres partes, tal y como lo dividió Miriam en su momento.
I
El cuerpo es mi materia, lo que soy.
Mi vientre es mi mundo interior. De tantos mundos imposibles,
uno.
El cuerpo es misterio. Lo aparente no es más que el caparazón
del cuerpo. Una cáscara que se arruga con el tiempo,
como una fruta; le salen manchas, se ablanda, se deforma.
Mi cuerpo desnudo está aquí y no en otra parte.
En mi cuerpo está la memoria, tiene un espacio en mi
cerebro, pero también en mi carne. Así el lenguaje.
Estas palabras también son mi cuerpo. Verbo hecho carne.
El cuerpo es metafísica e intertextualidad. Huele a lo que
come. Muta al contacto con otros cuerpos.
Mi casa es este cuerpo que parece una mujer. Una propiedad
que me posee, un refugio que me deja a la
intemperie.
La anidación de cuerpos es un estadio temporal.
A menudo nuestros cuerpos son duros muros paralelos que
se quitan la luz.
(Porque el amor no se detiene en la frontera de un cuerpo,
atravesé tu carne y encontré más carne).
No lo es todo pero es todo lo que tengo. Yo. A veces ni eso
a veces
soy la pura humedad que un día caló los huesos que tuve.

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