"Llegados al Nicolás moruno, alazán y alabarderos tocáronse con sendas sepias y sacaron
(...) rajones sometidos al alcairel sonante, mientras la turba arremetía en los palacios con floral embestida, perdonando a veces algún gañote oblicuo, alguna sotavieja; el perfume del vino caído en los aljibes rondaba la penuria del aire, que ciego, enfebrecido, rumoroso, aceitaba las rajas de las bellas, ofreciendo al sopor de la tarde una esperanza dura y libidinosa"
Don Jayán Bellota de la Muela
Edecán de palacio (circa 1574)

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