
– ¿dígame?
– ¿hablo con el poeta?
– ¿qué poeta?
– don mariano
– ah, don mariano está en su hora de descanso
– ¿no le podría usted decir...
– no, no... el descanso del poeta es...
– ¡es urgente, señor!
– en ese caso, yo le transmitiré...
– adiós, adiós... ¡así no!
– ¿quién era? –
– oh, nadie... la musa... pero, tratándose de usted, ¡volverá a llamar!
– zzzzzzzzzz –
[ admiro la pachorra de mariano. por que el tío, sabe ]
òscar

1 comentario:
o sea, al doctor mariano me parece que no se le cruzan los cables...
pepe
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