bajé a tomar un cortado con mariel. me puse la sudadera (hay 15.5º)
el caso es que ya di cuenta de la primera parte y he comenzado la segunda (que el libro me lo subió pepe ayer, junto a la maravilla del de alba)
desayunar así con mariel es la polla, para qué vamos a andarnos con eufemismos. la cuchara tiembla el azúcar blanco palidece y los huevos se me caen de la fría silla hasta otra silla parecida en australia.
no os puedo decir mucho más, salvo que es mariel.
sigo, no habrá reseña.
beso.
òscar.
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