Querido usted la calle como siempre un almacén
de caderas clavículas. Hay más cuerpos que nubes.
Cada persona guarda
su condecoración en un bolsillo. Vi tormenta
en el ordenador de la floristería.
Dos deformes besándose a la sombra de un arco del triunfo.
Mi atención ha borrado la ciudad
hoy por hoy la mirada está que arde.
La belleza es barata pero el espanto multimillonario.
En un colegio céntrico
la lista de muchachos con retraso
es una sucesión de emperadores
-húmedo su cerebro, blando
como la tierra el día posterior al diluvio.
El espanto es anónimo la belleza se cansa de su nombre.
Querido tú no sé quién eres tu cabeza está
llena de una cabeza
demasiado grande una pierna más larga que la otra
unos olvidadizos genitales
rodeados de frío.
Las siamesas unidas por el cuello
discutían.
La belleza su oh y el espanto su ah.
Muevo un rostro normal por todas mis semanas.
La belleza y sus labios
el espanto y su tubo digestivo.
Querido yo en tus ojeras hay restos de civilizaciones.
Todo esto es borrador de un mundo nuevo, pues
la belleza, ¿estás seguro?, la belleza
se recuerda tal vez cinco minutos
y la deformidad, por supuesto que lo estoy,
y la deformidad toda la vida.
de caderas clavículas. Hay más cuerpos que nubes.
Cada persona guarda
su condecoración en un bolsillo. Vi tormenta
en el ordenador de la floristería.
Dos deformes besándose a la sombra de un arco del triunfo.
Mi atención ha borrado la ciudad
hoy por hoy la mirada está que arde.
La belleza es barata pero el espanto multimillonario.
En un colegio céntrico
la lista de muchachos con retraso
es una sucesión de emperadores
-húmedo su cerebro, blando
como la tierra el día posterior al diluvio.
El espanto es anónimo la belleza se cansa de su nombre.
Querido tú no sé quién eres tu cabeza está
llena de una cabeza
demasiado grande una pierna más larga que la otra
unos olvidadizos genitales
rodeados de frío.
Las siamesas unidas por el cuello
discutían.
La belleza su oh y el espanto su ah.
Muevo un rostro normal por todas mis semanas.
La belleza y sus labios
el espanto y su tubo digestivo.
Querido yo en tus ojeras hay restos de civilizaciones.
Todo esto es borrador de un mundo nuevo, pues
la belleza, ¿estás seguro?, la belleza
se recuerda tal vez cinco minutos
y la deformidad, por supuesto que lo estoy,
y la deformidad toda la vida.
David Leo García, en 'Tenían veinte años y estaban locos'. Ed. La Bella Varsovia)
en facebook de Marina P. De Cabo
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