WALT WHITMAN
MI TRABAJO
Levanto la vista y los veo
acercarse
por la playa. El hombre joven
lleva al bebé en una mochila.
Esto le permite tener las manos libres,
así puede coger con una la de su mujer
y balancear la otra. Cualquiera se daría cuenta
de lo felices que son. Y la intimidad. Cuánta armonía.
Son más felices que nadie, y lo saben.
Se sienten agradecidos por ello, son humildes.
Caminan hasta el final de la playa
y desaparecen de mi vista. Eso es, me digo,
y vuelvo a esto que rige
mi vida. Pero a los pocos minutos
vuelven caminando por la playa.
Lo único distinto
es que se han cambiado de lado.
Ahora él va al otro lado de ella,
al lado del océano. Ella, de este lado.
Pero todavía van de la mano. Parecen
más enamorados, si es posible. Y lo es.
Yo mismo
paseé por ahí muchas veces.
El suyo es un paseo modesto, quince minutos
de ida y quince minutos de vuelta.
Han tenido que sortear a su paso
alguna roca y rodear enormes troncos,
moverse con rapidez cuando se acercaban con fuerza las olas.
Caminan tranquilamente, despacio, cogidos de la mano.
Saben que el agua es imprevisible,
pero son tan felices que la ignoran.
El amor en sus rostros jóvenes. Su encuadre.
Puede que dure siempre. Si tienen suerte,
si son buenos, y lúcidos. Y prudentes. Si siguen
amándose sin límite alguno.
Si son son sinceros el uno con el otro, eso sobre todo.
Seguro que lo serán, desde luego, seguro que sí,
ellos saben que sí.
Vuelvo a mi trabajo. Mi trabajo vuelve a mí.
Se alza un brisa del
agua.
RAYMON CARVER
...Feliz lunes.
Un beso,
Anay
1 comentario:
Mi favorito de la poesía de Carver. Me he quedado de piedra al verlo. En inglés suena mejor a pesar de que no lo domino. Sencillo aparentemente, tiene una gran construcción en su interior y carga de profundidad.
Gracias.
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