Había que ver a este emigrante balbucir verbos de yiddish a español,
había que verlo entre esquelas y planas y bolcheviques historias
naufragar frente a sus hijos,
su bochorno en la calle se parapetaba tras el dialecto de los gallegos,
la mercancía de los catalanes,
se desplomaba contundente entre los andrajos de sus dislocadas,
[conjugaciones,
decía va por voy, ponga por pongo, se zumbaba las preposiciones,
y pronunciaba foi, joives decía y la calle resbalaba,
suerte funesta déspota la burla se despilfarra por las esquinas,
y era que el emigrante se enredaba con los verbos,
descargaba furibunda acumulación de escollos en la penuria de
[trabalenguas,
hijos poetas producía arrinconado en los entrepaños del número y
[desencanto de negociaciones,
y ahora sus hijos lo dejaban como un miércoles muerto de ceniza,
sus hijos se marchaban hilvanando castellanos,
ligerísimo sus hijos redactando una sintaxis purísima,
padres a hijos dilatando la suprema exaltación de las palabras,
húmedo el emigrante se encogía entre los últimos desperfectos de
[su vocabulario rojo,
último padecía para siempre impedido entre las lágrimas del Niemen,
fin de Polonia.
José Kozer, Gramàtica de papá
pepe
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