Mano que despide.
Lo suelta todo.
Revuelve las últimas
palabras en el aire
para que no se vuelvan a juntar.
Esa mano abierta
borra cualquier árbol
o estrella. Aclara el espacio.
Palabras en el aire
cada vez más leves
e invisibles. La mano
borra el rostro para no hacerse daño,
o alguna palabra que girase
alrededor de la cabeza
y no quemase los ojos.
Que esta elipsis de palabras
vuelva al suelo.
A los labios de los pobres,
a su boca sencilla
donde las palabras son espinas.
Revuelve las últimas
palabras en el aire
para que no se vuelvan a juntar.
Esa mano abierta
borra cualquier árbol
o estrella. Aclara el espacio.
Palabras en el aire
cada vez más leves
e invisibles. La mano
borra el rostro para no hacerse daño,
o alguna palabra que girase
alrededor de la cabeza
y no quemase los ojos.
Que esta elipsis de palabras
vuelva al suelo.
A los labios de los pobres,
a su boca sencilla
donde las palabras son espinas.
Miguel Ángel Curiel, De Los Sumergidos
pepe
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