
sí. hoy charlaremos con esther ramón.
hoy me ha pasado una cosa por primera vez...
me levanté a eso de las seis. baño, terraza, cocina. en ese itinerario cotidiano que tanto me gusta. mi mano vacía de tiza, como cada mañana, llevarla a la boca del estómago y sentir que todo está bien.
bien. puesta la televisión sin voz. me estaba calentando el cortado en el micro y dan la previsión metereológica y la miro sin interés. miro por mirar, me gustan esos mapas y las nubes y la lluvia que la pintan de azul. pero nada más. por primera vez en mi vida me da igual el tiempo que vaya a hacer. ¡tanto he tardado!.
ya sé. tampoco he visto a la virgen de fátima, pero siento que es un avance. un pequeño éxito. antes de levantarme he pensado en los aviones. he repasado las pocas veces que volado en avión. he imaginado que estaba en una pista, dentro del avión, y afuera llovía copiosamente. sin predicciones de vuelo, tampoco; como me ha pasado luego con la previsión del tiempo en la tele.
me gusta levantarme pronto. es fascinante lo de la noche y el día, la misma cosa. la franja de encuentro, cada día, cada noche... finítamente.
hoy continuaré aprendiendo eso de las web.
hay algo de rutinario cuando aprendo algo. cuando me meto, inconscientemente, creo una rutina de acción. como hacen el pájaro joven y el viejo.
¡claro que hace ilusión conversar con esther!. me sobran dedos de una mano para contar los poetas que operan algo en mí que no sé explicar. supongo que se puede decir fácil: que me llegan, me gustan, recibo algo. esther ramón ya ocupa uno de mis dedos.
sé pocas cosas yo.
que hoy hará bueno, sin importar cómo corra el cielo.
si la velocidad marca 80 o 100, yo soy más lento, más lento que eso. no sé si alguna vez tendré que hacerme el motor. cuando juego, eso sí, el pie se me va hasta el fondo.
en este pequeño texto he utilizado muchas veces la palanca de cambio. ha sido como conducir por las calles del barrio.
buenos días, entonces.
hoy me ha pasado una cosa por primera vez...
me levanté a eso de las seis. baño, terraza, cocina. en ese itinerario cotidiano que tanto me gusta. mi mano vacía de tiza, como cada mañana, llevarla a la boca del estómago y sentir que todo está bien.
bien. puesta la televisión sin voz. me estaba calentando el cortado en el micro y dan la previsión metereológica y la miro sin interés. miro por mirar, me gustan esos mapas y las nubes y la lluvia que la pintan de azul. pero nada más. por primera vez en mi vida me da igual el tiempo que vaya a hacer. ¡tanto he tardado!.
ya sé. tampoco he visto a la virgen de fátima, pero siento que es un avance. un pequeño éxito. antes de levantarme he pensado en los aviones. he repasado las pocas veces que volado en avión. he imaginado que estaba en una pista, dentro del avión, y afuera llovía copiosamente. sin predicciones de vuelo, tampoco; como me ha pasado luego con la previsión del tiempo en la tele.
me gusta levantarme pronto. es fascinante lo de la noche y el día, la misma cosa. la franja de encuentro, cada día, cada noche... finítamente.
hoy continuaré aprendiendo eso de las web.
hay algo de rutinario cuando aprendo algo. cuando me meto, inconscientemente, creo una rutina de acción. como hacen el pájaro joven y el viejo.
¡claro que hace ilusión conversar con esther!. me sobran dedos de una mano para contar los poetas que operan algo en mí que no sé explicar. supongo que se puede decir fácil: que me llegan, me gustan, recibo algo. esther ramón ya ocupa uno de mis dedos.
sé pocas cosas yo.
que hoy hará bueno, sin importar cómo corra el cielo.
si la velocidad marca 80 o 100, yo soy más lento, más lento que eso. no sé si alguna vez tendré que hacerme el motor. cuando juego, eso sí, el pie se me va hasta el fondo.
en este pequeño texto he utilizado muchas veces la palanca de cambio. ha sido como conducir por las calles del barrio.
buenos días, entonces.
òscar
*puse esta foto porque sé que a pepe le gusta mucho.
3 comentarios:
porque al final termina lloviendo o brillando o estando que da igual, pero por dentro.
cuando se anudan la noche y el día y se separan lentamente, sé que eso volverá a pasar. y me hace bien. canto bajito la canción de Cazuza ("el tiempo no para") y rozo la hilera de plantas en el balcón. ahora mientras te escribo un perro me lame el pie. ahora lame la oreja de otro perro. su lengua que besa no para, como el tiempo.
pienso que a esta hora dos caballos empiezan a llamar en su cuadra a María Jesús. a moverse, a golpear, para que los besen.
que alguien lee en un bar de buenos aires que está abierto toda la noche.
no hay plan de vuelo que resista. pero los aprendizajes nos dan cierto perfume a continuidad. es como tus listas cotidianas, o mis notas desordenadas para el día siguiente en un cuaderno escolar. pero el día siguiente siempre es desordenado. y eso es lo bueno, supongo.
el motor no tiene remedio ni sentido. lo que importa es el pie (un perro no lame un motor).
besos,
tu M.
P.S.:
http://www.youtube.com/watch?v=wgxpVu66Kd8
este hombre era, es, hermoso.
acabo de ver a cazuzo... ¡gracias!.
ese ronroneo dulce de los días sin fecha, de todos los fragmentos de la jornada...
eso somos. pedacitos para una sinfonía. trocitos enteros...
hacer suma con el otro, gracias al otro. los caballos de maría jesús, tus perros...
charlar con esta poeta, charlar entre nosotros...
besos,
ò.
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