hainuwele

acabé de leer hainuwele. es decir, la primera parte del nuevo-viejo libro de maillard.

mi papá, sin proponérselo, me enseñó a amar la naturaleza. una frase bien sencilla. por cómo se plantaba en el suelo, por cómo ejecutaba movimientos, por cómo se desplazaba o manejaba el agua, por enseñarme un vasto territorio...

chantal, sin proponérselo, me ha enseñado a amar las palabras de la naturaleza. una frase un poco más difícil que la del párrafo anterior pero igualmente sencilla en su raíz. hainuwele es naturaleza dicha.

como mi papá, hainuwele es el bosque mismo, movimiento y aquietamiento, manejos de agua, sombra y luz, palpitar de eso, otro vasto territorio...

ambos mundos, el campo de papá y el bosque de hainuwele, son teritorios de aprendizaje para un niño (en el primer caso) y para un lector (en el segundo), donde volver una y mil veces, al tratarse de lugares que viven en esa fascinante franja (que no división) entre lo que es afuera y lo que es adentro.

papá y hainuwele me ayudaron a comprender lo que viene después. a resolver planteamientos vitales, en el caso que hubiera necesidad.

òscar