extrañaba el solson-móvil. esta vez es como si me hubieras puesto la cámara dentro de la cabeza.
a veces salgo a la calle y siento que todo va así de rápido, que el hombrecito de negro del minuto 3:29en cualquier momento saca un revólver y dispara o que hay que colgarse y aferrarse del relámpago de cielo del minuto 4:30 para parar, parar y distender los músculos y ver.
parece que el hombrecito de negro hubiera cometido un crimen o huyera después de robarse un secreto o arrancar una confesión.
creo que así estamos en el mundo la mayor parte del tiempo, aceleradamente. y hay que parar para que se detenga, tomarlo de los hombros, reducir la velocidad hasta tenerlo cara a cara y besarlo en la boca (para que no se estrelle. y uno con él).
como sea, qué alivio llegar a casa. ese fundido a negro del final, cuando se cierra la puerta y uno entra a su reino y todo (hasta el infierno) queda del otro lado.
es un alivio llegar a casa, sí. en esta dramatización a cámara rapidísima, no obstante, trataba de acercar el círculo que supone salir de casa - entrar en casa. en medio, claro, el trabajo de confortabilidad recae de nuestra parte...
estoy tan acostumbrada a conducir, que me mareo cuando conduce otro. si a esto la añades salir de mi rincón aldeano, ir a cámara rápida, oir lo que se oye y la mirada de la señorita ramón diciendo algo así como " compagíname eso con reses", solo puedo decir :òscar, querido, ¿qué has hecho conmigo?
4 comentarios:
extrañaba el solson-móvil. esta vez es como si me hubieras puesto la cámara dentro de la cabeza.
a veces salgo a la calle y siento que todo va así de rápido, que el hombrecito de negro del minuto 3:29en cualquier momento saca un revólver y dispara o que hay que colgarse y aferrarse del relámpago de cielo del minuto 4:30 para parar, parar y distender los músculos y ver.
parece que el hombrecito de negro hubiera cometido un crimen o huyera después de robarse un secreto o arrancar una confesión.
creo que así estamos en el mundo la mayor parte del tiempo, aceleradamente. y hay que parar para que se detenga, tomarlo de los hombros, reducir la velocidad hasta tenerlo cara a cara y besarlo en la boca (para que no se estrelle. y uno con él).
como sea, qué alivio llegar a casa. ese fundido a negro del final, cuando se cierra la puerta y uno entra a su reino y todo (hasta el infierno) queda del otro lado.
besos,
tu M.
es un alivio llegar a casa, sí. en esta dramatización a cámara rapidísima, no obstante, trataba de acercar el círculo que supone salir de casa - entrar en casa. en medio, claro, el trabajo de confortabilidad recae de nuestra parte...
besazos,
ò.
estoy tan acostumbrada a conducir, que me mareo cuando conduce otro. si a esto la añades salir de mi rincón aldeano, ir a cámara rápida, oir lo que se oye y la mirada de la señorita ramón diciendo algo así como " compagíname eso con reses", solo puedo decir :òscar, querido, ¿qué has hecho conmigo?
ah, yo conduzco lento también, por eso aquí aceleré para jugar...
touché con lo de la señorita ramón de al lado, reses y velocidad, já...
besazos,
ò.
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