escribir... tranquilamente, escribir...

sin imagen. subo a nuestro querido blog. voy a desgranar palabras como hacíamos con las mazorcas en el pueblo. sin reloj. escribo sin esconder teclas. pienso si presentaré el arpa, aquello de 500 o 750 versos, ya no recuerdo, a un premio que seleccioné. acabamos de llegar de hacer la compra, pocas cosas, algo de bebida, tabaco y café. quiero pintar. quiero pocas cosas, que los pájaros sigan posándose en las sillas de la terraza, un instante... me gusta salir y acariciar el hocico del gato de los vecinos... que fabi se sienta feliz, que mi hermano y mis sobrinos estén bien, que mis papás tengan salud... casi me olvido, volviendo de la compra hemos visto a un muchacho con un perro que discutía airosamente con un taxista sobre un paso de cebra, así son las guerras, yo sólo pensaba en el perro... admiro la labor de los corresponsales de guerra aunque la comunicación nos llegue tan viciada y no pase nada más que muerte absurda, una macabra forma de crear nuevos espacios para siguientes guerras, todo el rato igual, guerra hasta que desaparezca el hombre de la faz de la tierra y las hormigas vuelvan a cantar... mañana, qué bien, celebraremos la nochevieja con pepe, encarna, miki, mariano... ¡cuánto quiero a estos muchachos!...

no sé cuándo poner un punto y aparte. ahora está bien. pienso, también, si volver a mi antigua profesión de publicista... brossa decía que su riqueza consistía en sentir que no quería riquezas materiales... no pido mucho, es al revés, se trata de dar, solamente... la vida es verdaderamente corta en la constricción de las sagas o las épocas... esa poquita cosa efímera que somos me chifla, con esa libertad actúo...

un punto y aparte se pone cuando uno siente que no hay miedo. ¿cuánto hace que perdí el miedo?. ¿tuve verdaderamente miedo alguna vez?...

te quiero, tiza.

òscar