mi papá tuvo un renault 12. entonces, en el pueblo, los coches se dejaban con las llaves puestas. así que yo tenía muchos autos para escoger. la estrategia era simple: como la siesta, en verano, era sagrada, elegía el auto que quería, lo empujaba sin encender el motor hasta otra calle, y daba vueltas por el campo hasta poco antes de que los dueños pudieran despertarse. llegaba también sin ruido, aprovechando el último acelerón.
òscar
òscar
No hay comentarios:
Publicar un comentario